Vaya pregunta. Dejando de lado la aptitud biológica, seguro que más de uno está metido en un centro de fitness y no conozca de verdad qué es. Existen multitud de definiciones: desde los inicios en el entrenamiento militar, la palabra fitness estaba asociada al desarrollo físico completo del individuo. Ahora se el término se ha expandido debido al marketing, pero el principio es el mismo: el desarrollo físico COMPLETO. Pero veréis que va un poco más de lo físico.
Como seguro sabréis, el conseguir un estado físico óptimo se basa en los tres pilares principales: ejercicio, comida y descanso. Si uno de esos pilares falla, posiblemente el objetivo no se consiga de manera óptima ocasionando la desilusión por no conseguir lo deseado o, lo que es peor, sufriendo lesiones que desembocarán en una pérdida del ritmo y, muy probablemente, de las ganas.
Antes practicar el fitness era para los locos que les gustaba lucir un cuerpo de playa. Sin embargo ahora debería ser algo OBLIGATORIO por los tiempos en los que vivimos. Cada vez se tiende a comer peor y a ser más sedentarios. Sólo hay que observar los datos venidos de una sociedad avanzada (supuestamente, ¿no?) como es la estadounidense y de la que heredamos bastantes hábitos de vida.
Suele suceder, al menos una vez en la vida, ese momento en el que al mirar al espejo y ver la imagen del cuerpo reflejada en él se piense “¡¡Uff!”. Ese “Uff” conlleva muchas cosas: se reconoce que algo va mal, existe la comparación con los cánones de belleza, se sabe que se puede mejorar y, sobre todo, puede ocasionar un cambio que debe ser llevado por la fuerza de voluntad.
Yo llevo practicando deporte desde que daba patadas en el vientre de mi madre. Tuve la gran suerte de que mis padres siempre incentivaron el desarrollo físico desde pequeño. Aún luchando contra mí. Siempre animando. Y no, no he llegado al estrellato (monetario) en ninguno de los deportes practicados. Pero estoy muy orgulloso de mi éxito logrado y eso incide en mi personalidad. En eso trasciende el fitness: estar contento al lograr tus metas físicas repercute indiscutiblemente en el estado mental.
Fitness como equilibrio
Todo deportista de élite especializado en una disciplina concreta llega a un estado de fitness dirigido hacia ese ejercicio específico. El cuerpo, aunque es una máquina increíble, también está diseñado de tal forma que es imposible ser el mejor en dos disciplinas por separado. No quiero entrar en conceptos de fisiología, pero simplemente sabréis lo distinto que es correr a ir en bicicleta y ser EXCELENTE (me refiero a de lo mejor) en ambas cosas.
Además, el cuerpo se resiente si se practica un ejercicio de forma exhaustiva debido a que no se alcanza el equilibrio óptimo.
El verdadero Fitness debería conseguir eso: desarrollar el físico de manera que se consiguiera un equilibrio óptimo. Yo siempre tengo un test muy sencillo para saber si me encuentro en forma: hacer algo de forma imprevista, y más o menos exhaustiva, y ver cómo estoy al día siguiente. Y es peor cuanto más se avanza en la edad. El cuerpo es muy distinto al principio de los veinte que al principio de los treinta. Ya os contaré al principio de los cuarenta. Ese test sorpresa provoca que mi cuerpo me muestre mis errores y también mis éxitos. Tanto mientras se practica como durante pel período de recuperación. Aprender y prestar atención a lo que nos dice el cuerpo es esencial.
Este es el gran problema. El concepto de fitness siempre ha ido ligado al campo del deporte amateur. Eso que hace la gente para estar en forma y que no se dedica a ello. El problema es que exige un esfuerzo enorme ya desde el punto de vista físico y eso provoca la pereza del esfuerzo mental para mover el culo. Es más fácil llegar a casa y ponerse a jugar con los cacharritos electrónicos que hacerlo con aparatos de gimnasia, ir a nadar o salir a la calle corriendo o pedaleando. Esa es la barrera que hay que romper. Y tampoco vale seguir pautas generales para conseguir esa fuerza de voluntad. Cada uno tiene un ritmo de vida y debe saber qué se puede hacer para exprimir el día y sacar un rato para dedicarlo al cuerpo.
De menos a más con paciencia
Me hacen gracia los programas (generalmente venidos también de los afamados EE.UU., cuna de todo tipo de comercio) que venden métodos de entrenamiento “generalistas” y que no tienen incluido en su programa unas semanas de adaptación. He probado varios métodos actuales que venden mucho y la motivación la consiguen los clientes viendo los cuerpos esculturales de los profesores y ayudantes. Ese cambio de chip de querer mejorar no suele aparecer en la adolescencia o a los principios de la veintena. Suele quererse cambiar cuando el cuerpo ya está algo cascado. Ahí hay que tener cuidado. Si no se ha estado en contacto con el deporte (con eso digo dos o tres veces al mes como poco), lo mejor es hacerse un chequeo médico primero antes de someter a estrés al cuerpo y quitar las telarañas. Luego, y dependiendo del objetivo a conseguir, habrá que modificar la dieta. O igual no. Y por último, comenzar un entrenamiento que despierte a las fibras musculares, tendones, ligamentos y sistema cardiovascular sin que sufran. De ahí la importancia que tenemos los entrenadores personales. Porque, como ya he dicho antes, esta preparación debe ser PERSONALIZADA y más aún en sus comienzos. Al cabo de un tiempo, el entrenador pasa a ser secundario porque la persona ya dominará a su cuerpo.
Estirar y estirar
Al igual que el calentamiento antes de comenzar el ejercicio es clave, los estiramientos al acabar lo son aún más. Los que de jóvenes han practicado deporte, seguramente que se lo pasaban por el forro y no notaban demasiadas cosas. Más aún cuando los deportes son de grupo y en ligas inferiores, sin preparadores físicos. He tenido amigos que han querido retomar la actividad física y se han lesionado por no cuidar el antes y el después.
A parte de estirar después de cualquier ejercicio es bueno dedicar un día a la semana a hacer una sesión de estiramientos de todo el cuerpo. Sí, todo el cuerpo. Y eso es sencillo. Se puede hacer viendo la tele perfectamente, así que excusas hay pocas. El cuerpo lo agradecerá. Sobre todo cuando suele fallar ese pilar llamado DESCANSO que tanto escasea cuando nos vamos haciendo mayores y las responsabilidades aumentan. Con el estiramiento el cuerpo también descansa y se relaja. Y si se practican disciplinas como el yoga, pues mejor. En la variedad está el gusto…y la clave.
El cardio
Muchos eligen ir a los gimnasios para hacer ejercicio y un error muy común es utilizar el ejercicio cardiovascular sólo como calentamiento. No voy a descubrir nada, pero os aseguro que es mejor invertir media hora en condiciones bombeando el corazón con un ejercicio aeróbico y luego dedicarte a las máquinas que hacer el pase por la cinta de correr y luego ir a machacar los músculos con pesos. Yo he comprobado que cuanto mejor se está cardiovascularmente mejor se encuentra uno en la sala de pesas. Y los que llevéis tiempo machacando los músculos en el gimnasio deberíais saber que al revés no ocurre. El ejercicio cardiovascular forma parte del entrenamiento, no es un accesorio. Para calentar, id al gimnasio trotando.
La alimentación
A parte de lo que digan los chequeos médicos y las excepciones que ciertas enfermedades conlleven, el sentido común no suele fallar. Casi todos hemos recibido nociones básicas de lo que se debe comer más y menos y no es difícil descartar o añadir alimentos a la dieta diaria. Como he dicho antes, no estoy hablando de nivel profesional. Sin embargo puede que se necesite cierto asesoramiento por parte de alguien con experiencia, como puede ser un entrenador personal o un nutricionista que ponga en práctica sus conocimientos. No se vosotros, pero suelo desconfiar de la gente que no da ejemplo.
Aquí volvemos con lo importante que es la fuerza de voluntad y no caer en malos hábitos. Tampoco significa convertir en una obsesión la planificación de la dieta. No. Con sentido común y sin agobios. Si durante la semana habéis completado los entrenamientos y ejercicios programados y hay una cena, no os castiguéis sin comer unas patatas fritas o una cerveza. Pero no hay que malinterpretar esto: tampoco significa meterse para el cuerpo todo lo que se quiera sin pensar en las consecuencias. A ver si vamos a retroceder evolutivamente sin darle al coco. La idea es conseguir un equilibrio físico sin obsesiones. Que sea natural.
El descanso
Seguro que sabréis que los que se dedican al deporte suelen dormir como los niños, unas 10 a 12 horas diarias. El ejercicio al que son sometidos los cuerpos de los atletas provoca que su recuperación deba ser enorme también. No voy a hablar de niveles hormonales ni de bioquímica que seguro que aburriría a muchos, pero sólo hay que comparar las vivencias de cada uno. Comparad el estado del cuerpo y cómo responde cuando se sale de fiesta y se llega casi de empalmada a cuando se ha descansado en condiciones. O bien, observad que cuando habéis hecho un esfuerzo físico fuera de lo normal el día anterior, las sábanas se pegan y es horrible tener que levantarse. Ahí el cuerpo os está enseñando que necesita descanso para recuperarse. Siempre se dice que 8 horas de sueño son óptimas. Depende del esfuerzo. Puede que se necesiten más o menos. Pero menos de 7 horas…mejor que no.
Al principio de retomar la actividad física se suele tener más sueño de lo normal. Y si no se puede dormir de tirón, la siesta española puede ser una aliada. Y sí, aquí vuelve a incidir eso de la fuerza de voluntad. Todo depende de que se lo que implique mejorar la calidad de vida.
Dentro de este apartado quiero incluir las lesiones. Tarde o temprano llegarán. Es como andar en bicicleta: la caída está asegurada. Puedo hablar de mi propia experiencia y de la de otros amigos y deportistas. Id al médico si es oportuno (sobre todo aquí en España para beneficiarse de la Sanidad pública), pero mi consejo es ir a un buen fisioterapeuta cuanto antes. Habéis leído bien: un BUEN fisioterapeuta. Y hacedle caso. En la mayoría de los casos, los fisioterapéutas son verdaderos amantes del deporte. Y actúan en consecuencia. Las lesiones hay que recuperarlas de la mejor forma posible. En ocasiones es doloroso, pero cuanto más se tarde será peor. Y aquí, el descanso en forma de sueño es clave. Un descanso incorrecto combinado con un mal tratamiento en la cura de un simple esguince puede ocasionar una diferencia en el tiempo de recuperación de meses. Y eso lo he sufrido yo, desgraciadamente.
Diversión ante todo
Lo peor de todo esto de hacer ejercicio y mantenerse en forma es que suele empezarse con ilusión y en poco tiempo se vuelve monótono, aburrido y los resultados no son los esperados. De ahí que estén en auge las clases grupales en los gimnasios. La sonrisa en la cara debe eclipsar los dolores musculares y el cansancio. Eso es más meritorio y costoso para los que quieren estar en forma por sí solos. En todos estos 15 años que llevo practicando y estudiando todo lo relacionado con el fitness me ha ayudado mucho variar constantemente. Sorprender al cuerpo con cosas nuevas. Estancarse en las rutinas significa amodorrarse y aburrirse. Y si ya es malo para el cuerpo, es peor para la mente del deportista. Lo difícil es progresar y mantenerse en forma.
Buscar el método para pasárselo bien haciendo ejercicio va a incidir en los hábitos alimenticios, al convertirlos en algo poco costoso de seguir, y también ocasiona un descanso más placentero. Parece casi utópico, pero es así. Por eso la cultura fitness se dice que es un modo de vida.
Escuchando: el paso incesante de los coches.
Andrés dice
Magnífica entrada.
De las tres fases la que peor llevo es la del descanso, y es que de siempre he sido de dormir poco durante la semana (5-6 horas diarias) y recuperar horas los fines de semana (10 horas). Y ya puedo llegar agotado a casa tras un duro día de trabajo o incluso de correr, que cuando llegan las 11 de la noche empieza mi pico de actividad, y es cuando más espabilado estoy, hasta la 1-2….
Bueno, el caso es que esta entrada me recuerda que llevo 2 meses saliendo muy poco a correr o a hacer ejercicio, y ya va siendo hora de dejar de poner excusas. Allá voy!
Raúl de la Puente dice
Me alegra saber que te he vuelto a picar el gusanillo. Ánimo y muchas gracias por el comentario, Andrés 😉