Llegar a casa y encontrar las facturas de turno ya hunde un poco el ánimo en la vuelta de vacaciones. Pero si se añade una “carta explicativa” de unas refacturaciones como la que he recibido, la cosa se agrava. Dejo a continuación la carta. Se supone que debo gastar mi tiempo en buscar resoluciones judiciales y órdenes ministeriales, pero creo que soy uno de muchos que no puede permitírselo.
P.D.: el término “refacturar”, a fecha de hoy, no está incluido en el diccionario de la RAE. Por si sirve de ayuda.